- Artistas bien pagados, cuentas opacas
- El contraste con la vida diaria
- Una estrategia en año electoral: Macrofest
En un año marcado por alzas en servicios básicos, aumentos tarifarios y reclamos ciudadanos sobre la falta de inversión en transporte y seguridad, el Gobierno de Nuevo León ha desviado la atención con el Macrofest, un gran evento musical que, en lugar de generar consenso, han encendido las alarmas por su alto costo y falta de transparencia.
Los conciertos conocidos como Macrofest, organizados directamente por la administración estatal, se han convertido en uno de los rubros más cuestionados del gasto público durante 2024. Aunque fueron presentados como actos culturales gratuitos para el disfrute ciudadano, lo que hay detrás es una operación millonaria con fondos del erario y sin informes públicos detallados.
El problema no es la música, sino el manejo de los recursos: cada uno de estos conciertos habría costado hasta 25 millones de pesos, según reportes obtenidos por medios de comunicación. Esto, a pesar de que el gobierno prometió que cada evento no rebasaría los 7 millones.
Artistas bien pagados, cuentas opacas
Los documentos internos revelan que artistas de renombre como Los Tigres del Norte, Danna Paola y Carin León recibieron pagos que oscilan entre los 20 y 23 millones de pesos. A esto se suman gastos adicionales de logística, producción, escenarios y seguridad, lo que dispara el gasto hasta superar los 25 millones por evento.
Sin embargo, la ciudadanía no conoce exactamente cómo se distribuyen esos recursos. El Gobierno de Samuel García ha sido omiso a la hora de explicar si los contratos fueron asignados mediante licitación, por adjudicación directa o a través de intermediarios. Tampoco hay claridad sobre qué partidas presupuestales fueron utilizadas ni cuál es el total destinado a estos festivales.
El silencio institucional contrasta con la cobertura mediática de los eventos, que son promovidos ampliamente por las cuentas oficiales del Ejecutivo estatal. Mientras el escenario se ilumina y las fotos en redes muestran multitudes, la transparencia queda en penumbras.
El contraste con la vida diaria
Fuera del escenario del Macrofest, la vida cotidiana en Nuevo León es otra. El transporte público sigue sin solución definitiva: camiones viejos, tarifas elevadas y una red desorganizada continúan afectando a quienes dependen del sistema para trasladarse. Las promesas de mejora han quedado en anuncios y en una limitada renovación de unidades que no alcanza a cubrir la demanda.
A esto se suma el deterioro de otros servicios: colonias enteras han reportado apagones, baches, falta de agua y carencias en seguridad pública. Todo esto mientras el Estado desembolsa sumas millonarias para espectáculos que, si bien son populares, no resuelven los problemas estructurales.
En sectores críticos, la lectura es clara: el gobierno prioriza el entretenimiento sobre las necesidades básicas. No es una crítica a la cultura o la recreación, sino al desequilibrio en el uso de recursos y al mensaje político que se transmite en plena coyuntura electoral.
Una estrategia en año electoral: Macrofest
La realización de estos eventos en 2024 —año de elecciones locales y federales— ha levantado suspicacias. Varios analistas coinciden en que los Macrofest no son solo eventos de entretenimiento, sino una estrategia de posicionamiento político.
La asistencia masiva a los conciertos, sumada al uso intensivo de redes sociales oficiales para promocionar la gestión estatal, revela una intención clara de fortalecer la imagen del gobierno. Pero esto ocurre con recursos públicos, lo que plantea interrogantes éticos sobre el límite entre el trabajo institucional y la propaganda disfrazada.
Además, las autoridades no han mostrado disposición a rendir cuentas. Las solicitudes formales de información por parte de ciudadanos y periodistas han sido rechazadas o respondidas de manera incompleta, lo que dificulta conocer el alcance real del gasto y quiénes se han beneficiado económicamente con estos contratos.
La opacidad, sumada al exceso de gasto, alimenta un malestar que va creciendo entre quienes consideran que el gobierno estatal ha priorizado lo superficial por encima de lo urgente.
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