El ozono se ha convertido en uno de los contaminantes más preocupantes para la salud en el área metropolitana de Monterrey y en general en Nuevo León. Los diagnósticos más recientes confirman que este gas ocupa ya el segundo lugar entre las sustancias que más incumplen con las normas ambientales, solo por debajo de las partículas PM10. Los reportes oficiales indican que en 2024 se acumularon más de 120 días fuera de norma, principalmente en municipios como García, lo que evidencia un problema que va más allá de la estadística: se trata de un riesgo cotidiano para la población.
El análisis, elaborado con base en datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Comisión Ambiental Metropolitana, advierte que las condiciones actuales reflejan una crisis ambiental que no ha encontrado soluciones efectivas. Pese a las promesas de la administración estatal y a los anuncios en redes sociales, los resultados sobre la calidad del aire muestran que las medidas implementadas son insuficientes.
Ozono rebasa normas de salud
El ozono es un gas que existe de manera natural en la atmósfera, pero cuando se forma en exceso debido a la acción combinada de la radiación solar y la presencia de contaminantes como los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, se convierte en un problema grave para la salud pública.
En 2023, los datos oficiales ya advertían que el 17% de los días en los que se incumplieron las normas de calidad del aire se debía al ozono, mientras que un 42% correspondía a las PM10, un 14% a las PM2.5 y un 11% al dióxido de azufre. Un año después, la situación no cambió: en 2024 se contabilizaron 123 días fuera de norma en García, lo que equivale a más de cuatro meses respirando aire contaminado.
El problema no es menor, pues el ozono se asocia a efectos directos en la salud como irritación en vías respiratorias, dificultad para respirar, incremento de enfermedades asmáticas y, en casos graves, daños al sistema pulmonar. Estas afectaciones impactan con mayor fuerza a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Claudia Sheinbaum dice que tomará medidas contra contaminación en Monterrey, hasta concluir estudios de UNAM, para saber si es el polvo, ozono por autos o fábricas, aunque en monitoreo local, apps, medios y redes aparece Refinería de Cadereyta como principal fuente contaminante. pic.twitter.com/V9cg1Pz2p1
— Jesús Rubén Peña (@revistacodigo21) April 2, 2025
Fuentes principales de contaminación
El ozono en Nuevo León tiene su origen principalmente en dos grandes sectores: el transporte y la industria. Los vehículos que funcionan con combustibles fósiles emiten óxidos de nitrógeno, mientras que la evaporación de gasolina de baja calidad y los procesos industriales liberan compuestos orgánicos volátiles.
Ambos contaminantes reaccionan con la luz solar y generan concentraciones de ozono troposférico, el que se respira a nivel de calle y que resulta dañino para la salud. En contraste con el ozono estratosférico, que protege de la radiación ultravioleta, este tipo de gas es considerado nocivo.
Los reportes de la Secretaría de Medio Ambiente señalan también a la Refinería de Cadereyta como fuente significativa de dióxido de azufre, lo que agrava el panorama general de contaminación. La combinación de partículas PM10, ozono y gases industriales crea un entorno adverso que se refleja en el aumento de días clasificados como “sucios” en las estaciones de monitoreo ambiental.
Insuficiencia de medidas ambientales
El gobierno estatal ha presentado programas y comunicados sobre acciones ambientales, pero los resultados son claros: el ozono sigue fuera de control. Expertos señalan que las políticas se han enfocado más en la percepción pública que en medidas estructurales.
Por ejemplo, mientras se destinan recursos a campañas mediáticas y anuncios digitales, los programas de verificación vehicular y de control de emisiones industriales siguen siendo limitados o con alcances reducidos. La falta de aplicación rigurosa de sanciones y la ausencia de incentivos efectivos para la movilidad sustentable mantienen al estado rezagado frente a otras entidades.
El ozono acumuló en 2024 más de 120 días fuera de norma, lo que evidencia la insuficiencia de las políticas actuales. A pesar de contar con estaciones de monitoreo y reportes periódicos, las estrategias no han logrado reducir la frecuencia ni la intensidad de los episodios de contaminación.
Impacto social y retos pendientes
El problema del ozono en Nuevo León no se limita al ámbito ambiental: tiene un impacto social y económico significativo. Las afectaciones en la salud implican un aumento en la demanda de servicios médicos y en los costos asociados a enfermedades respiratorias. Además, los episodios de mala calidad del aire afectan la productividad laboral y la asistencia escolar, especialmente entre niños que enfrentan más riesgos por esta exposición.
El reto principal radica en equilibrar el crecimiento económico e industrial de la región con políticas efectivas de protección ambiental. Nuevo León es una entidad clave en la economía nacional, pero esa posición no puede sostenerse a costa de la salud de su población.
El ozono seguirá siendo un problema mientras no se apliquen acciones más estrictas: reducción real de emisiones vehiculares, mejora en la calidad de combustibles, supervisión industrial más rigurosa y programas permanentes de movilidad sustentable. De lo contrario, el estado continuará liderando los reportes de contaminación y arrastrando las consecuencias en su población.
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