La zona citrícola de Nuevo León atraviesa uno de sus peores momentos en materia de seguridad. Municipios como Linares, Montemorelos y Rayones enfrentan una preocupante escalada de violencia en la que los funcionarios públicos se han convertido en blanco directo de los grupos criminales que operan en la región. El temor, la incertidumbre y la ausencia de un control efectivo por parte de las autoridades estatales han generado una atmósfera de desprotección que se profundiza con el paso de los días.
Aunque los discursos oficiales insisten en presentar avances en materia de seguridad, los hechos que se acumulan reflejan otra realidad. Los grupos delictivos continúan imponiendo su ley, mientras los habitantes y autoridades municipales intentan sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.
Alcaldes Y Policías En El Punto De Mira
Los ataques contra servidores públicos han ido en aumento en esta región rural de Nuevo León. Recientemente, un secretario de Ayuntamiento fue asesinado, sumando un nuevo episodio trágico a la ya extensa lista de agresiones contra funcionarios locales. A esto se suma la detención de un jefe de policía, acusado de participar en desapariciones vinculadas con actividades criminales.
El clima de amenazas ha obligado incluso a que un alcalde abandone su municipio para resguardar su seguridad personal. La creciente presencia y accionar del crimen organizado ha desplazado el control político y de seguridad que deberían ejercer las autoridades electas, dejando vacíos de poder aprovechados por los grupos delictivos.
Se ha confirmado la muerte del secretario del ayuntamiento de Linares, Nuevo León.
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) June 8, 2025
Juan Pulido fue atendido en un hospital después de ser atacado a balazos esta tarde.
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La Estrategia Estatal Bajo Críticas
A pesar de la gravedad de la situación, la estrategia de seguridad estatal ha mostrado claras deficiencias. Los operativos implementados en la zona no han logrado contener la violencia ni desmantelar las redes criminales que operan con plena libertad en estos municipios rurales. Las desapariciones, los homicidios y el miedo cotidiano siguen marcando la rutina de los habitantes de Linares, Montemorelos y Rayones.
Mientras la administración estatal mantiene un discurso que enfatiza logros aislados, los hechos demuestran que el Estado permanece rebasado. Las críticas se acumulan, apuntando a una falta de voluntad o capacidad para enfrentar el poder de los grupos armados que operan abiertamente en las carreteras, zonas urbanas y caminos rurales.
Comunidades Atrapadas Por El Crimen
Los habitantes de la zona citrícola viven con un temor constante. Las carreteras que conectan estos municipios han quedado bajo control de los grupos criminales, que instalan retenes, extorsionan y vigilan los movimientos de la población. Las denuncias de extorsión y desapariciones son cada vez más frecuentes.
Diversas voces de la sociedad civil exigen respuestas inmediatas y acciones concretas. Sin embargo, hasta el momento, la respuesta estatal ha sido insuficiente. La falta de una estrategia integral de seguridad sigue permitiendo que el crimen organizado avance y consolide su dominio en estas regiones rurales.
La creciente desconfianza de los ciudadanos hacia las autoridades alimenta un sentimiento generalizado de abandono. Mientras el gobierno estatal se enfoca en controlar el discurso público, las familias de Nuevo León continúan enfrentando el drama cotidiano de la violencia en sus propias comunidades.
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